Thursday, November 27, 2008

El silencio de los corderos.

No es un plato fino, no señor; fino sería si te dijera "Salmón a la Champagne Tango" o "Faisán a la Paysandú" o por ahí tal vez "Tortilla con Mortadela".
Pero no, este es un plato obrero, de cuando mirás en la heladera y sólo vez una lata de cerveza y una oveja con sus amarillos ojos titilantes que te dice: A mi no.

Es un plato de invierno de esos que te llenan la entraña de sabor y calor y no queda rincón sin rellenar.
No se recomienda comerlo todos los días porque la verdad, no hay arteria que aguante. Ahora que tengo el colesterol alto soy una autoridad en la materia así que prestenmén mucha atención.



Los ingredientes, para cuatro obreros:


Cordero
: como 900 gramos. Si es carne con hueso, mejor.


Papas
: como 900 gramos, mas o menos. Si son de esas chiquitas que se pueden cocinar sin pelar, mejor.


Xanahoria
: ponele que 5 de ellas de tamaño regular y forma uniforme cortadas en rueditas, es decir al transversal del eje longitudinal de las mismas.


Cebollas
: dos grandes o tres medianas cortadas finamente o a la que te criaste.


Cerveza
: en Irlanda, Guinness o Murphy's. En Argentina, la Bock u otra cerveza negra de la región. Para esta cantidad he empleado dos pintas, alrededor de un litro o bien un porrón.
Si usted es de Buenos Aires, consulte la tabla de conversión de medidas en el Centro Parisino de Ayuda al Metro.


Especias: varias, pero no puede dejar de usar romero fresco. Yo consigo acá a dos cuadras de la unica planta de romero que he visto en Irlanda, crece en un cantero y tiene un perfume inolvidable.


Variantes
: puede agregar arvejas, champignones, etc.



Modo de empleo:


Hágale una liposucción al cordero, quítele la grasa, porque sabido es que es carne pesada. Luego dore la carne en aceite y condimente con sal y pimienta. Mientras la carne se va dorando échele el romero fresco, su hogar se llenará de un aroma indescriptible.
Si es soltero tiene sus días contados porque llegarán comensales inesperados a su mesa. Elija a la señorita esa, la que se ríe y dele de probar un poco de salsa. Puede elegir a la de las curvas sugestivas pero si no se ríe, si no se ríe, nada bueno puede salir de ello.

Una vez dorada la carne retírela del fuego y aparte. En estos jugos sobrantes dore las cebollas, los hongos (setas) y las zanahorias. Cuando todo haya tomado el color correcto agregue la carne y luego eche de a poco la cerveza para que no baje la temperatura así en n repente ya que los guisos, como los cristianos, se resienten con los cambios bruscos.
Agregue , finalmente, las papas. Si ustes es español, agregue las patatas. El tema con las tubérculos es que pueden necesitar un poco de cocción previa. Un buen cocinero debe conocer sus papas, sus vicios, sus necesidades, sus tiempos. Por algo las papas son de genero femenino. Si es necesario deles un hervor antes de echarlas en el guiso.
Una vez integrados todos los ingredientes, cocine durante una hora a fuego moderati para evitar que se evapore todo el líquido y se quemen los jugos pegándose al fondo de la olla. Vaya probando el guiso, agregue hiervas, sal y pimienta de acuerdo a sus gustos.
Cuando la carne esté tierna, las papas convencidas y las zanahorias voluntariosas, retire del fuego y deje macerar unos minutos. Sirva y convide, cene con un buen vino antes de que lo agarren los médicos y le receten una corta existencia sin excesos.

Y si no sale bien a la primera, recuerde: "Is maith an t-anlann an t-ocras" o "El hambre es una buena salsa."